09 settembre, 2008

No somos irrompibles

''Los cristales pueden quebrarse.
A veces, basta un leve golpe de abanico.
Las telas suelen desgarrarse al contacto de una diminuta astilla.
Se rasgan los papeles...
Se rompen los plásticos...
Se rajan las maderas...
Hasta las paredes se agrietan, tan firmes y sólidas como parecen.

¿Y nosotros?
Ah... Nosotros tampoco somos irrompibles.
Nuestros huesos corren el riesgo de fracturarse, nuestra piel puede herirse...
También nuestro corazón, aunque siga funcionando como un reloj suizo y el médico nos asegure que estamos sanos.
¡CUIDADO!¡FRÁGIL! El corazón se daña muy fácilmente.
Cuando oye un ''no'' redondo o un ''sí'' desganado, una especie de ''nnnnnsí'' y merecía un tintineante ''sí''...
Cuando lo engañan...
Cuando encuentra candados donde debía encontrar puertas abiertas.
Cuando es una rueda que gira solitaria día tras día... noche más noche...
Cuando...

Entonces, siente tirones desde arriba, por adelante, desde abajo, por detrás... o es un potrillo huérfano galopando dentro del pecho.
¿Se arruga?
¿Se encoge?
¿Se estira?
No.
Late lastimado.
¿Y cómo se cura?
Solamente el amor de otro corazón alivia sus heridas.
Solamente el amor de otro corazón las cicatriza.

Mi amigo y yo lo sabemos.
Por eso somos amigos.''
Else Bornemann (No somos irrompibles, 12 cuentos de chicos enamorados)



Así es, no somos irrompibles.
Nadie está libre de romperse, quebrarse, despedazarse.
No es posible ser fuerte por siempre, porque en algún momento te quiebras.
En algún momento demuestras que eres humano.
Que eres una persona, como todo el resto, y es rompible.
Así que no te hagas la ruda, dura... No sirve porque al final todos saben que eres humana.

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